Las plantas, recolectadas y rigurosamente seleccionadas en sus viveros en Ávila, florecerán y empezarán a dar sus primeros frutos de temporada en apenas unos días.

Grufesa, firma de Moguer (Huelva) productora y comercializadora de berries, te enseña el trabajo que hay detrás de la fase de plantación de fresas que sus socios llevan desarrollando desde hace días en las 500 hectáreas de que disponen en la comarca, tras un exhaustivo proceso de recogida, selección y preparación de las plantas en sus viveros de Cabezas de Alambre (Ávila). Una vez culminado el proceso de plantación, se espera que las plantas comiencen a florecer y a dar sus primeros frutos de la temporada en apenas unos días.

Bajo la supervisión de los técnicos de Grufesa desplazados a sus viveros para controlar un riguroso proceso de selección que garantiza una fruta con los más altos estándares de calidad y parámetros de salubridad, cientos de operarios se encargan de recolectar y preparar las mejores plantas para su rápido transporte en cámaras frigoríficas hasta Moguer, donde, apenas unas horas después de su recolección, se siembran sobre un terreno que ha sido previamente acondionado por socios y agricultores.

Una vez concluida la fase de plantación, y tras proporcionarle las condiciones óptimas para su óptimo crecimiento y maduración, apenas será necesario esperar unos días para que la planta crezca y florezca antes de dar las primeras fresas de la temporada en sus variedades más tempranas.

Las fases de recogida y plantación forman parte del compromiso responsable de la compañía moguereña con una producción de calidad, segura y sostenible en la que su capital humano adquiere crucial importancia como un valor competitivo, contribuyendo así a convertirla en referente en el sector como especialista de la fresa. Un papel decisivo en su filosofía empresarial que se plasma en el lema de la nueva campaña que arranca ahora, ‘#People make Grufesa’, con la que se reconoce la importancia que tiene la contribución de todos sus trabajadores en la cadena de valor de su producción, desde el origen en sus viveros de Ávila hasta la adquisición de su fruta en los lineales, para corresponder las expectativas de consumo de un exigente mercado que cada vez más demanda una fruta no sólo de mayor calidad sino con el valor añadido que la distingue.

Una forma de producir que la ha hecho acreedora al reconocimiento como la primera empresa del mundo que logra certificar toda su producción con el módulo Add-on Food Chain Partnership de Bayer CropScience, una certificación adicional a la de la norma GLOBALG.A.P. que supone una apuesta contundente por la seguridad y salud alimentarias.

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