Diego López Vergara nació en Paterna del Campo, una de las localidades del Condado de Huelva. Su titulación de ingeniero técnico agrícola le llevó a relacionarse con el sector de los frutos rojos en los años 80, cuando comenzaba a despertarse la agricultura de las berries en la provincia de Huelva.
“Llegué a Grufesa en 1990”, asegura el director técnico de Viveros de la cooperativa, que recuerda que hace 25 años se incorporó a una cooperativa joven (se había fundado años antes, en 1983) como técnico. “Entonces había pocos socios y trabajábamos con un volumen de ocho millones de plantas”. Hoy esa cantidad se ha multiplicado por cuatro y Grufesa tiene más de 30 millones.
En este tiempo, Diego López ha visto como la innovación y la tecnología se iban incorporando a la cooperativa, marcando la forma de trabajar. “Técnicamente, lo que hacemos hoy no tiene nada que ver con cómo trabajábamos entonces”. Esta apuesta de la cooperativa por la I+D+i se traduce para los técnicos en “formación constante” para estar siempre al día con las últimas y más novedosas técnicas de cultivo.
Si hay algo que Diego prefiere de las tareas diarias que realiza es el contacto con el campo, “el día a día con los agricultores”. Asegura que en los últimos años “cada vez hay más trabajo de oficina, que hay que hacerlo, pero es menos agradable”. Diego López, como responsable de Viveros de Grufesa.
Los técnicos son, a su juicio, “los encargados de evaluar cada campaña en sus diferentes variables y ver si hay algo que podemos hacer para corregirlo en la siguiente. Una de sus tareas cada campaña, que realiza únicamente él dentro del equipo, es la visita a los viveros que Grufesa tiene en Ávila. “Subo al Norte cada 15 días a partir del mes de febrero para planificar las variedades de la siguiente campaña”.
El fin último de su departamento es “buscar la máxima calidad para la fresa de Grufesa” y un rendimiento óptimo de la producción. Su trabajo se basa en obtener: “Una fruta firme, con buenas características organolépticas, sostenible y que el consumidor la aprecie”. Algo tan sencillo y tan complicado como tener la fresa perfecta.