La cooperativa moguereña Grufesa ha culminado la campaña llegando a ahorrar hasta el 30 % del agua de riego en algunas fincas, éstas con suelo franco arenoso. En las que tienen un suelo más arenoso la media de ahorro ha rondado el 15 %. La gestión del agua de riego ha estado acompañada del análisis de los nutrientes que necesita la planta, en el momento adecuado. Esto ha llevado a Grufesa a transformar su forma de producir, dando lugar a una fresa más sostenible y contribuyendo al cuidado y protección del medio ambiente que le rodea.
“Nuestra apuesta es la de ofrecer al consumidor una fresa más natural, cuidada durante todo el proceso de crecimiento”, explica el gerente de la cooperativa, Carlos Cumbreras. Gracias a la tecnología del programa IG4, la planta recibe riego localizado y monitorizado, además de tenerse en cuenta sus necesidades de nutrientes.
El ahorro de agua respecto a la campaña anterior ha sido destacado, variando según el tipo de suelo de las fincas, ya que según sea éste necesitan más o menos aporte hídrico. Un punto de control ubicado en el campo permite medir la humedad del suelo, temperatura y caudal de agua para ofrecer a la planta sólo el aporte hídrico y de nutrientes que necesita. Estos registros se almacenan cada diez minutos. El técnico y el agricultor conocen a través de cualquier dispositivo conectado a Internet cómo se está desarrollando y pueden modificarlo al instante si hiciera falta.
“Las actuaciones son diferentes según el terreno”, apunta Cumbreras. Por ello, este programa atiende a cada agricultor de forma individualizada y adapta el riego y el aporte de nutrientes a las necesidades de su finca.
Los agricultores han recibido formación sobre nutrilización. “Así pueden ofrecer a la planta la combinación exacta de agua y alimento que necesita”, subraya. El sistema IG4 realiza, tras toma de muestras, un control de los nutrientes que toma o no la planta y corrige la aplicación si fuese necesario.