Su rostro es tan familiar como su trabajo apreciado entre los socios de Grufesa. Éstos tienen en muy alta estima a Rocío Pérez Cambriles, cuya asistencia y ayuda en asuntos fiscales les permite tener al día sus cuentas y responder a todas sus dudas para ahorrarse muchos quebraderos de cabeza.
Y es que Rocío Pérez, de 37 años y natural de San Juan del Puerto aunque se considera una moguereña más desde que trasladó su domicilio a Moguer, desempeña su labor en la compañía dentro del departamento fiscal asesorando a los socios y gestionando todos los trámites relacionados con la contabilidad.
“Llevo junto con un compañero todo lo que es el área de contabilidad. Nos encargamos de elaborar los impuestos, el tema del IVA, etc”, asegura Rocío, quien reconoce, no obstante, que esa es su responsabilidad encomendada dentro del organigrama empresarial pero que “al final, por nuestro trabajo, los socios nos acaban haciéndonos partícipes de sus historias personales y te acabas implicando; hay un trato directo, cercano, muy humano y personalizado”.
Esta labor le ha permitido conocer muy bien al socio de Grufesa, si bien puntualiza que es muy difícil trazar un perfil único de cómo es ya que el abanico de asociados es muy amplio y heterogéneo. “Tratas a diario con ellos, pero no no podemos hablar de un socio tipo ya que depende de las circunstancias de cada uno, y por ejemplo, los hay más dependientes y otros que derivan. Los hay de perfiles muy diferentes” explica Rocío, que valora muy especialmente “el trabajo de todos los compañeros, sobre todo la coordinación entre departamentos y el buen ambiente y trato que hay entre los trabajadores”.
Una responsabilidad muy valorada entre los asociados de la compañía que esta diplomada en Relaciones Laborales lleva desarrollando desde hace casi una década en Grufesa, cuya oferta no dudó en aceptar para integrarse a su equipo. “Yo trabajaba en otra asesoría privada, de otro sector, y me enteré de que había una plaza vacante, así que eché el curriculum, me hicieron una entrevista y me seleccionaron. No me lo pensé y dejé mi anterior trabajo porque en Grufesa iba a tener más seguridad y disfrutar de mejores condiciones”, reconoce Rocío, que subraya el gran crecimiento que en este tiempo ha experimentado la compañía.
“La empresa ha evolucionado mucho en esta década, aunque en nuestro caso, por las particularidades de nuestro departamento, no se haya notado tal vez tanto en nuestro día a día como en el área de producción, donde la innovación y la tecnología han permitido grandes avances que nos han hecho crecer mucho”.
En este sentido, resalta muy especialmente el alto grado que consideración que, de Grufesa en particular y del sector en general, ha palpado entre los vecinos moguereños por su gran repercusión socieconómica en la vida del municipio y su entorno: “Está muy valorada en Moguer ya que, directa o indirectamente, muchas familias viven de este sector, así como otras empresas auxiliares del municipio que también se benefician de su actividad”.